En el mundo de la repostería, existen tres dimensiones que deben estar siempre en equilibrio: El arte, la vista y el sabor. Los tres deben complementarse siempre para poder ofrecer la mejor experiencia al elegir la torta de mejor calidad.
La arte se refiere a la presentación. Por ejemplo, en un Torta puede ser muy notoria una decoración deficiente como resultado de no haber prestado adecuada atención a los detalles. Sin lugar a dudas, es fundamental que el nivel artístico esté siempre a la altura de la expectativa del cliente.
La vista se refiere al conjunto y los detalles (la base, el acabado final, etc.) que se aprecian en la torta.
Con el sabor completamos la dimensión , quizá aun más importante y que define la experiencia sensorial del gusto y el olfato. Un buen sabor prácticamente asegura que tu cliente vuelva a realizar un pedido, como también todo lo contrario.
Un mal sabor puede indicar baja calidad de ingredientes, mala preparación, ingredientes vencidos o malas prácticas de fabricación y conservación. Por ello la excelencia nos obliga a encontrar el más delicioso sabor para el gusto más exigente.
Una buena combinación de arte, vista y sabor es lo que hace el producto final. El creer que «todo entra por los ojos» y el cliente estará satisfecho fácilmente sólo con ver una torta espectacular, no completará la experiencia final. Es un todo que estamos obligados a proporcionar para construir la confianza necesaria que afianzará la fidelidad a la marca.
En Tortas de Laura nos preocupamos mucho por todos los detalles en las Tortas para que manifiesten una máxima calidad en vista y sabor, ya que nuestros clientes se merecen lo mejor.
Por eso, una de nuestras frases es: «Tortas de Laura: armonía en arte, vista y sabor«.
El secreto está en brindar siempre el mejor esfuerzo.
Laura ❤️